lunes, 26 de mayo de 2008

Familia

Hoy fui a hablar con tu profesor jefe, le exigí que te sentara adelante, en el primer asiento, frente a él. Ya es la segunda vez que se lo pido, pero ese hombre es tan bruto, parece que no entiende que eres corta de vista, una niña muy inteligente pero corta de vista. ¡No quiero que mi hija se siente al final de la sala! ¡No! Eso no lo permito. Que se sienten atrás los flojos, los mediocres, los tontos. ¡Mi hija no! Ella necesita ver bien.
Idiota, si fuera un buen profesor daría igual donde te sientes. ¿Cómo no va a poder distribuir bien al curso? Son solo cuarenta niños, ¡te creo si fueran mas!, pero cuarenta… ¿no estudió tantos años para eso? Bueno, que lo haga bien entonces… y todavía le pagan al muy imbécil.

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